Newsletter de octubre – Liverpool

This is Real!

 

Liverpool es una ciudad que se asoma al mar desde el orgullo de contar con el segundo puerto en importancia de Reino Unido. Uno de sus atractivos turísticos y nuestro punto de encuentro al inicio de este histórico día para el madridismo, fue el paseo portuario de Albert Dock, que ribetea la costa del río Mersey y ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad. El viento que el día anterior había amenazado con complicar nuestra expedición, dio una tregua a nuestra llegada y muy pronto se convirtió sólo en un susurro apagado por los cánticos de los más de 3.000 madridistas llegados a Liverpool desde todos los rincones del mundo.

 

Acompañar al equipo en Champions, la competición fetiche y máxima expresión de nuestro sentido como club, te permite descubrir y conocer las pequeñas historias de otros hinchas que han viajado desde los sitios más recónditos del planeta para compartir un día de ilusión: Japón, Colombia, Israel… En esos momentos es cuando te das cuenta de que el madridismo es un sentimiento universal. ¿Y qué mejor lugar para citarse con la Historia y dar rienda suelta a esa identidad compartida, que entre pintas de cerveza en The Cavern Club?

En Liverpool se baila al compás de las letras de los Beattles y se respira fútbol en cada rincón de sus calles. En The Cavern Club se mezclaron ambas cosas en una fiesta de confraternización para los FANS del Madrid que se hizo muy corta. Cuando nos quisimos dar cuenta ya eran las 15 horas…

 

Bautismo madridista

 

Uno de los momentos más emotivos llegó con la comida. Varios graderos de Primavera Blanca moteábamos de blanco el local elegido para reponer fuerzas cuando observamos casi por casualidad que un niño inglés de unos 8 años nos miraba con fascinación al tiempo que hacía gala de una camiseta blanca con el 7 a la espalda. Como os podéis imaginar CR no es bienvenido por estas tierras por su pasado en el Manchester…

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Como no podía ser de otra forma el chiquillo se ganó ovación general de los allí presentes y dos bufandas, una de PB y otra de nuestro equipo. Sus ojos hablaban por si solos: bautizado madridista para toda la vida. Lo mejor de los viajes son siempre los pequeños detalles.

 

De allí fuimos al campo, con escala en un pub cercano a Anfield: cata de cervezas autóctonas mediante y una auténtica invasión madridista que apocó y silenció a los aficionados locales. ¡Ver para creer! Por supuesto no faltaron los recuerdos a nuestros vecinos de ciudad indio decidme que se sienteee y a los llorones del norte. Se acerca el clásico, y pese a la zancadilla del calendario, desde Liverpool se podía oler el miedo que se nos tiene.

 

You’ll never walk alone

 

Si alguna vez te lo han contado, es cierto. No puedes declararte fanático del fútbol si no vives en directo alguna vez el ya mítico “you’ll never walk alone”. Si encima tu equipo gana 0-3, puedes jubilarte tranquilo.

 

Desde nuestra fila, la 10, podíamos oler el césped húmedo del campo por la ligera lluvia caída minutos antes. La atmósfera del estadio es aún más envolvente de lo que puedes imaginar. Lo primero que te sorprende es su dimensión: Anfield es pequeño. Pese a sus 45.000 asientos su aspecto recogido con unas gradas que abrazan el terreno de juego, le da un aspecto de estadio de otra época. No en vano, vio su primer partido en septiembre… ¡de 1884!

 

El griterío rompe a la par cuando saltan los jugadores al césped, y por mucho que intentas animar a tu equipo no llegas a escuchar tu propia voz… Bufandas al viento, te dejas llevar por el momento. Es posible que no vivas muchos más como ése. El árbitro pita el inicio, comienza el espectáculo…

 

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