Comunicado Nº2 – 18.12.2012

brotons

1.- Cuando un individuo armado del privilegio de publicar y difundir su palabra abusa de esa posición de poder para comparar una discusión más o menos agria -de la que los interlocutores salen con un apretón de manos- con las checas de la segunda República, no ofende tanto a los técnicos del Madrid, injuriosamente asimilados a la peor calaña de sádicos asesinos como el Doctor Muñiz, como a la memoria del dolor y el sufrimiento de los cientos de ciudadanos torturados y asesinados en aquellas siniestras comisarías.

Si, como deseamos fervientemente, el autor de la comparación tuviera un día que responder ante los tribunales de una comparación que sólo se puede hacer desde la máxima estulticia o la más absoluta ignorancia, podemos apostar que no tendrá la gallardía de mantener el sentido de sus palabras y aducirá que fueron un exabrupto inapropiado, sí, pero inofensivo, una exageración producto de la cólera del momento, pero sin ningún ánimo de ofender o llamar torturadores o asesinos a los integrantes del cuerpo técnico del Madrid. Así son de valientes los que sacan pecho parapetados en el búnker de un estudio de radio y armados de uno de los micrófonos que monopolizan con sus amigos, gracias a la intrincada tela de su tráfico de intereses.

El mismo sujeto, sin embargo, jamás incurriría en la “exageración” de recordar el dantesco (esto sí es una exageración literaria, y no sus injurias)  espectáculo del Camp Nou del día 21 de octubre de 2000, bajo la pancarta “Figo, te deseamos la muerte”, comparándolo con la actuación del ejército de Franco en la Plaza de Toros de Badajoz. El sujeto se llama José Joaquín Brotons, y lo que ha quedado descrito es la falta de integridad, el doble sistema de pesos y medidas y la cobardía innatas al periodismo deportivo español.

2.- La libertad de expresión sólo existe en internet. Esta afirmación, que tacharán de delirante o cosas peores los que disfrutan el monopolio de los medios de comunicación 1.0, es innegable al comprobar que las conclusiones de una de las partes ocupan día tras día todo el espacio, reduciendo a la nada las de la contraria, cuya existencia queda sobradamente demostrada en las redes sociales.

Si por miedo a la prensa, mala conciencia o buenismo, en esta situación en la que unas pocas manos, las de los propietarios de los medios, monopolizan lo que se transmite a la opinión pública -salvo en Twitter y en webs independientes, insistimos-, no se produce un control judicial efectivo de las vulneraciones de la dignidad de la persona, la libertad de expresión de unos pocos termina por ser asesina de la libertad de expresión de la mayoría, pues el ambiente asfixia cualquier mensaje opuesto al dominante.

La dignidad de la persona, fundamento de la libertad, hace tiempo desapareció del campo visual y todo se convirtió en una delirante tertulia televisiva, un “Sálvame”, según el modelo de éxito adoptado por el periodismo deportivo a partir del funesto “Rondo”, producido desde Cataluña y promovido por TVE, entregando el espacio radioeléctrico a los más vociferantes papanatas. El problema es que ese reiterativo mensaje de unas pocas decenas de pésimos profesionales es el único que llega a muchos millones de personas, mientras el de internet, producido por multitud de inteligencias libres e independientes, sin embargo, sólo alcanza a unas pocas decenas de miles. Mucho más activas y conscientes es cierto, pero una minúscula fracción de los receptores del otro.

Aun así, que a pesar del machaqueo continuo de la artillería mediática no hayan conseguido que el grueso de la afición del Madrid les siga, como demuestran las encuestas, evidencia lo disparatado de su mensaje, y nos permite mirar esperanzados el creciente poder de las redes sociales.

madrid

3.- Perdón por la teórica: Asistimos a los primeros andares de una Asociación que tiene por delante un combate muy largo y en condiciones de absoluta desigualdad con los medios de comunicación. Un combate cuyo propósito es sólo ser contrafuerte de la desmedida presión que los medios trasladan hacia el Real Madrid, con la única meta de imponer sus intereses. Nuestra misión sólo es es posible haciendo didáctica frente a los expendedores de la brutalidad y la ignorancia.

Por tanto tenemos el deber, en estos primeros pasos, de delimitar el campo de juego y las armas que vamos a utilizar. Es necesario dejar claro que este David enfrenta el desigual litigio con más capacidad de reflexión, cultura y, sobre todo, compromiso con los valores constitucionales, que los que a diario demuestra el Goliath que pisotea esos valores, al mismo tiempo que los usa como escudo de su inmundo proceder.

Pese a que nos han calificado muchas veces de terroristas informáticos, esta Asociación jamás tachará el trabajo de la prensa de terrorismo mediático. No por respeto intelectual a quienes cada día se hacen menos acreedores a él (desde luego no cuentan con el nuestro, ni, nos tememos, con el de ningún cerebro normalmente constituido) sino exclusivamente por respeto a la memoria, al dolor y al sufrimiento de las víctimas del terrorismo.

4.- ¿Sentaría usted a su mesa a un sujeto con las manos manchadas de inmundicia? Cuando nuestra asociación ha señalado la tremenda inoportunidad de invitar a comer a tu casa a un sujeto que se ha pronunciado sobre tus empleados en los términos expuestos en el primer punto, estamos planteando una cuestión de higiene. De higiene democrática, como hemos visto.

Una institución centenaria, gloriosa en el cumplimiento de sus misiones y que valora su dignidad, debe tener en cuenta que, en las condiciones actuales, la presencia de sujetos de esta calaña en el Almuerzo de Navidad constituye una ofensa a sus empleados, pero sobre todo al Club, que son sus socios, y al Presidente, que a todos los representa en ese acto. Si nadie sentaría a su mesa a un invitado con las manos manchadas de mierda (con perdón), mucho menos a uno con la boca llena de la misma sustancia.

Hasta aquí, lo que tenemos que decir sobre el suceso. Queda en manos de los directivos blancos actuar con la dignidad y firmeza que el caso requiere. Esperamos ardientemente que no nos decepcionen en esta mínima pretensión higiénica.

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