Parecía un poco una boda con todo el mundo llegando tan arreglado y siendo recibido por los padres de la criatura. La novia, también muy guapa, no se hizo esperar y enseguida empezó el banquete.
Los jóvenes no necesitaron el visto bueno del tío gruñón para darle al vino pero él había venido con la responsabilidad y el compromiso como para al menos aliviar al resto –“se puede beber”-. Con tanto alboroto los cuarentones tuvieron que subir el volumen en sus conversaciones sobre el estado de la nación y el soltero que andaba de mesa en mesa finalmente se sentó mareado; los niños tomaron el relevo. En aquel ambiente agradable y familiar desfiló un menú cuidado, elegido por los organizadores con mucha ilusión.
A los fumadores, que no entienden de sabores, se les tuvo que llamar desde la Gran Mesa tocando una copa con una cucharilla. Y ya con todos en su sitio se repartieron obsequios y discursos bonitos donde entre muchas otras lucieron palabras como lealtad, respeto, trabajo, dedicación y colaboración.
Valores y conceptos asociados al Real Madrid y que son prioridad en cualquier proyecto de Primavera Blanca. Unos proyectos tangibles, encuadernados en tapa dura, como todos los presentados por la Asociación al Club a lo largo de estos tres años de participación real.
Todo el mundo se acostó tarde pero feliz por la consolidación de una relación entre gente muy sana y transversal. De la que no sólo son parte importante los 120 de Rubayiat, sino además tú que estás leyendo y que a lo mejor no pudiste venir.
Ahora más que nunca queremos seguir construyendo, ayudando al equipo y a la institución. Y así nos levantamos el domingo. Y también el lunes. Y no va a haber traspiés en el campo ni desplante en el corrillo del rellano que nos quite las ganas de seguir involucrados con el club que queremos.
Enhorabuena a todos, feliz navidad y ¡hala Madrid!