Reglamento de Voto a Distancia y Propuesta de Presupuesto.

 

Os recordamos la Convocatoria de Asamblea General de Socios Ordinaria y Extraordinaria.

 

Día: 27 de abril de 2013.

Hora: Primera convocatoria, 15:00h. Segunda convocatoria, 16:00h.

Lugar: Pub La Cama. Calle Cochabamba, 22. Madrid.

 

Con motivo de la misma dejamos para vuestra consideración la propuesta definitiva de Reglamento de Voto a Distancia y la Propuesta de Presupuesto en el Foro Querida Primavera Blanca.

 

 

 

 

El Equipo sin Alma (epílogo)

El Equipo sin Alma (epílogo)

 

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Por primera vez en la historia de la ciudad de Madrid, se produjo un recibimiento oficial a un equipo. A las diez de la noche del lunes, junto a más de diez mil madrileños, el Alcalde Pedro Rico acudió a la Estación de Mediodía a recibir al Madrid. A los sones del Himno de Riego los jugadores descendieron del tren que, una vez más, les traía de Barcelona. Hubo discursos y felicitaciones y desde allí, la expedición madridista, marchó hasta el Paseo de Recoletos donde el Club tenía su sede. Y, desde el balcón, Ricardo Zamora pudo arengar a los madridistas que abarrotaban el paseo. Los festejos y homenajes, que incluyeron banquete organizado por el Club a precios populares, se extendieron durante una semana.

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Pronto volvería a ganar el Madrid el Campeonato de España. Esta vez, en Mestalla, al Barcelona. A cuatro minutos del final, jugando el Madrid con diez y ganando 2-1, Zamora en una gran estirada detuvo un disparo de Escolá que entraba pegado a la base de su palo izquierdo. Aquel balón blocado abajo mientras levanta nubes de polvo en el secarral de Mestalla, sería a la postre la última parada de Zamora. Era 21 de junio de 1936. El día que muere la Primavera.

Equipo del Madrid en la Final de Copa de 1934.

 

Dedicamos este relato a Juan Marrero Pérez “Hilario”, interior. Menospreciado algunas veces por la crítica, fue héroe del Campeonato de España de 1934. Aún hoy, de forma inexplicable, no existe referencia alguna a Hilario en la página web del Real Madrid C.F. Uno de los nuestros.

 

 

Notas a las ilustraciones del Epílogo

 

1)     Recibimiento al Madrid en la Estación del Mediodía (Atocha)

2)     Ante la sede del Madrid en Recoletos.

 

Todas las ilustraciones pertenecen a la Hemeroteca del diario ABC

 

El Equipo sin Alma (y IV)

El Equipo sin Alma (y IV)

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Despachó el Madrid la vuelta de las semifinales con una faena de alivio, o quizá fuera que a Juan DEPORTISTA, al que seguimos en las crónicas de Chamartín, no le gustaba demasiado este equipo, al que hacía quince días había bautizado “el equipo sin alma” tan injustamente como demostraron los acontecimientos que sucedieron al empleo del epíteto, y estaría más a gusto con once madrileños rasos en la alineación.

 

 

Bajo una lluvia torrencial se adelantó el Betis a cinco minutos del final de la primera parte. Dos goles de Samitier en el segundo tiempo, el primero al recibir un balón que, despejado por el medio Larrinoa, rebotó en el árbitro Vallana, y el segundo rematando de tiro cruzado un pase de Hilario, sirvieron para que el Madrid resolviera a su favor la contienda.

 

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Para sorpresa de propios y extraños, en el campo de Buenavista, completamente encharcado, el Valencia, que a punto estuvo de perder el partido de ida en Mestalla, ganó 1-3 al favorito Oviedo, una de las mejores líneas de ataque del campeonato, en la que jugaba Lángara. Todos los goles llegaron en la segunda parte.

 

Madrid y Valencia estuvieron inmediatamente de acuerdo en que la Final del Campeonato de España se jugara en Barcelona. La considerable diferencia de distancia entre ambas capitales y Barcelona constituía, en aquellos tiempos, una sustancial ventaja del equipo levantino a la hora de desplazar seguidores a la final.

 

El domingo 6 de mayo, 50.000 personas llenaban Montjuich, el mayor estadio de España. Alrededor de 10.000 habían venido de Valencia. De Madrid había la mitad, a pesar de los esfuerzos desplegados y de los dos trenes especiales que, de acuerdo con el Club, pudo preparar la Compañía de ferrocarriles MZA.

 

 

Brú alineó a Zamora, Ciriaco Quincoces; P.Regueiro, Bonet, Leoncito; Lazcano, L.Regueiro, Samitier, Hilario y Eugenio.  Ni la línea media ni la delantera del Madrid estuvieron especialmente inspiradas. Tampoco el árbitro catalán Vilalta, que anuló un gol a Regueiro por un fuera de juego inexistente, pues el balón lo había enviado el valencianista Pasarín, y se comió un penalti clarísimo de Bertolí a Eugenio. En el descanso, con el empate inicial campeando en un marcador que las crónicas calificaron de justo a pesar de haber enviado Hilario un balón al larguero poco antes del tiempo reglamentado, hubo sus más y sus menos en el vestuario. Al principio de la segunda mitad, una indecisión entre Quincoces y Zamora permitió a los delanteros valencianistas adelantar a su equipo en una jugada en la que quedó lesionado el portero del Madrid. Al gol sucedieron momentos en los que pareció que el Valencia podría ganar la final. Pero el Madrid consiguió reponerse moralmente y por fin apareció su superioridad técnica. Veinte minutos de juego primoroso decidieron la final. El canario Hilario vengó el tiro al larguero haciendo un gol a lo grande, calificado de “gol de final”. Era el minuto veinticinco. Dos minutos después, Lazcano, finalizando una gran jugada de Samitier, envió un tiro cruzado a la derecha del portero, yendo el balón a las mallas tras golpear en el poste.

 

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Por su valor de referencia para la actualidad, reproducimos aquí dos de entre las las numerosas declaraciones recogidas al final del partido. El árbitro, ofreciendo unas explicaciones de su actuación que hoy le resultarían prohibidas:

 

 

Un joven directivo del Madrid, Santiago Bernabéu, que, con palabras dichas hace 79 años, nos demuestra que desde siempre, así cuando pierde como cuando gana, el Madrid ha criticado a los árbitros cuando lo han merecido:

 

 

Nota a las ilustraciones del cap. IV

 

1)     Durante el segundo tiempo, el meta bético Urquiaga detiene un balón por alto. En el viejo Chamartín, el Madrid juega con pantalón azul en deferencia al Betis.

2)     Disparo de Hilario sin consecuencias en el marcador.

3)     Gol de la victoria, obra de Samitier.

4)     0-1 para el Valencia. Quincoces cede un balón comprometido a  Zamora y los delanteros valencianistas se adelantan. El Valencia, pro cierto, juega de color burdeos con la señera.

 

Ilustraciones procedentes de los archivos del semanario Mundo Gráfico (vía web Historia del Betis) y Hemeroteca del diario ABC.

El equipo sin alma (III)

El equipo sin alma (III)

El cuarto partido de la eliminatoria certificó quién la había ganado en el tercero. Cuando el viernes 20 de abril, a la estela del capitán Zamora, saltaron al campo de Sarriá los Ciriaco, Quincoces, Pedro Regueiro, Bonet, Leoncito, Lazcano, Luis Regueiro, Samitier, Hilario y Eugenio, inmediatamente comprendieron que, a pesar de que el protocolo federativo les situaba de visitantes, jugaban como locales. El Madrid, después de años de hostilidad, se había ganado al público catalán superando con juego y coraje un marcador contrario y un arbitraje injusto.

Arbitrado por el catalán Castarlenas, el partido no tuvo color. “Se acabó el Athletic, –comenzaba su crónica telefónica el corresponsal deportivo de ABC- el magnífico conjunto, consumidos los restos de su energía en el partido del miércoles. Cinco temporadas gloriosas han venido a parar en esto: en el aniquilamiento total y absoluto ante el Madrid. El partido de esta tarde ha sido la liquidación de existencias bilbaínas. En vano los refuerzos de Urquizu, Petreñas y Uribe, acudiendo al S.O.S. de delegados y entrenadores en Barcelona, fueron incluidos en el equipo prescindiendo de los lesionados Castellanos, Pichi y Chirri. Eran remiendos que de poco habían de servir ante el vencedor moral del match anterior, que, pese al empate, era el vencedor técnica y físicamente.

Los de Bilbao se fueron al vestuario con dos goles en contra; en el minuto 32 Luis Regueiro, con un disparo que superando a Ispizúa golpea el poste y se introduce en la puerta, y en el 35 Hilario, que remató raso e imparable un pase de la muerte del extremo Lazcano , habían concretado el asedio a la puerta athlética. En la segunda parte el Madrid, lejos de reservar fuerzas para la semifinal a la que tan dignamente se estaba clasificando y cuyo primer partido debería jugar en 48 horas, aumentó la presión sobre la meta del Atlhetic. Convertido en un valladar, el defensa Cilaurren, fue el mejor jugador del Athletic.  Su labor, que el corresponsal ORS calificaría de heroica en ABC, no pudo impedir que, a cuatro minutos del final, el catalán Samitier subiera el tercer tanto al marcador, entrando decidido al remate del balón que Ispizúa, en una gran estirada, había despejado respondiendo a un formidable tiro cruzado de Lazcano. El cambio de hegemonía quedaba así refrendado por una goleada en campo neutral. “Tres ‘goals’ de diferencia reflejan válidamente este triunfo rotundo del Madrid” -concluye la crónica de ABC.

Inmediatamente después de terminar el encuentro, el Madrid, al que el calendario y los sorteos obligaban a jugar el domingo en un lugar tan distante como Sevilla, intentó que la Federación acordara un aplazamiento del primer partido de semifinales contra el Betis. No fue atendido.

Hoy, en días de Internet, low-cost de la aviación comercial y trenes de alta velocidad, debemos hacer un gran esfuerzo de imaginación para trasladarnos a los medios de transporte de los años treinta. De Barcelona a Madrid se tardan más de doce horas en el expreso nocturno que esa misma noche en la capital de Cataluña han tomado los jugadores del Madrid, después de tres durísimos partidos disputados en seis días, en Bilbao y Barcelona, contra el desde ahora segundo mejor equipo de España.

A la llegada a Mediodía, la mañana del lunes, los del Madrid desayunan en la cantina de la Estación, y directamente suben al rápido de Andalucía que en la noche del sábado les dejará en Sevilla, cuando llevan más de veinte horas encerrados en el tren, hace poco más de un día estaban en las duchas de Sarriá festejando el gran triunfo, y faltan menos de dieciocho horas para enfrentarse con el Betis.  “Es absolutamente inexactose ve precisado a desmentir ABC—  que a los jugadores del Madrid se les hayan ofrecido primas dobles, ni premios extraordinarios si vencían al equipo bilbaíno. Ha sido el triunfo un brillante resultado del entusiasmo y del amor propio de los jugadores del Madrid, que han puesto en las recientes luchas sus más fervorosos afanes. Conviene hacerlo constar así, porque ya se han lanzado especies, con la intención que es de suponer, acusando al equipo de la capital de haber sembrado a voleo el dinero entre sus jugadores. Y esto es falso: los jugadores han cobrado exactamente lo que tienen estipulado y que no es más que lo que hubieran ganado los futbolistas bilbaínos, en el caso de haber resultado victoriosos.”

A las cuatro de la tarde del domingo 22 de abril, el árbitro catalán Arribas dio el silbido inicial de un partido en el que, de creer a la prensa, nadie razonable daba un duro por el Madrid.

El primer tiempo se jugó con mucha intensidad. Tanta que el gran Jacinto Quincoces, que saltó al campo lesionado, hubo de ser atendido en la banda, sangrando abundantemente por la nariz –probablemente fracturada-, tras un encontronazo con el extremo derecho bético, Saro. Aún así, “los presuntos agotados –relataría Antonio OLMEDOse pasaron bien el balón, siempre excelentemente servido por la línea medular y principalmente por el centro, Bonet, de juego tosco pero práctico. Los avances del Madrid fueron más peligrosos que los béticos; en la mejor oportunidad del primer tiempo un gran disparo de Eugenio, con el que culminó una excelente internada, se fue al palo cuando el meta bético Urquiaga estaba ya batido. Pero, pese a esas mejores oportunidades blancas, los primeros cuarenta y cinco minutos  concluyeron sin que se moviera el marcador.

Después del descanso, los hombres de Paco Brú impusieron su táctica defensiva. El dominio bético era quizá agobiante, pero –repetimos- impuesto y por tal razón ineficaz”. Sin embargo, jugando al contraataque, apoyado en sus dos alas veloces, el Madrid superaría a los verdiblancos. Marcó el extremo Lazcano -que remató de cabeza el despeje del meta Urquiaga a tiro del interior Hilario- el primer tanto del Madrid, que ahora se aplicó con más ahínco a defender la ventaja”.

 

Un centro de Regueiro, paralelo a la línea de meta, fue desviado a puerta por el otro extremo, Eugenio, haciendo subir el segundo tanto al marcador cuando la segunda parte alcanzaba su mitad. Después,–finaliza OLMEDO su relato- puede suponerse: vigilancia redoblada del Madrid y final poco brillante por lo que a juego respecta, pero mucho por cuanto atañe a la inteligente actuación de los madridistas.

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En las patentes condiciones de inferioridad en que las circunstancias le habían impuesto disputarlo, el Madrid afrontó el partido como lo que verdaderamente era: Un gran equipo. “En el Madrid no deben hacerse menciones especiales, toda vez que sin excepción se aplicaron los jugadores en la producción de una victoria que parecía imposible” –concluyó el corresponsal Antonio OLMEDO.

Por fin, después de una semana heroica en la que habían disputado cuatro partidos durísimos en Bilbao, Barcelona y Sevilla, superando a base de entrega y talento todas las dificultades, a mediodía del lunes 23 de abril de 1934, el tren devolvió a casa a unos futbolistas extenuados y maltrechos. Al tiempo del convoy entrar en agujas una multitud excitada y ruidosa abarrotaba el espacio que, todavía hoy, define la imponente cubierta de cristal y hierro fundido concebida por Alberto de Palacio para la estación de Mediodía. La afición madridista estaba allí para agradecer a sus jugadores los sacrificios que tanto orgullo y alegría le habían procurado. Como los toreros después de las faenas más señaladas, al descender del tren nuestros futbolistas fueron sacados a hombros, vitoreados por las más de cinco mil gargantas de los madrileños que habían acudido a recibir “a los suyos”. Al final, la ciudad de Madrid se había encontrado con su equipo. Tenía, ahora, una bandera en la que reconocerse; un alma con la que identificarse. La leyenda del Madrid había comenzado.

(Continuará)

Comunicado Nº 9 – 28.3.2013

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Informando sobre los acuerdos de la Junta Directiva de Primavera Blanca respecto a la convocatoria de una manifestación en apoyo a José Mourinho para el día 6 de abril de 2013:

1.- Primavera Blanca celebra el impulso que la iniciativa de gran corazón del madridista Toñín Castaño -el popular “Toñín El Torero”- ha facilitado a la difusión del verdadero deseo de los madridistas de que, pese a quien pese, no quede descabezado el actual proyecto deportivo, que con tan elevado grado de satisfacción entre el madridismo dirige nuestro entrenador y manager José Mourinho. No podemos sino valorar con simpatía dicha iniciativa.

2.- Primavera Blanca llama a todos los madridistas a manifestar su identificación con el actual proyecto deportivo siempre de formas eficaces, lo más ampliamente consensuadas que sea posible en su definición, y por supuesto, sujetas a la legalidad. Primavera Blanca no puede convocar a sus socios a ninguna acción sobre cuya legalidad tenga la más mínima duda.

3.- Si queremos contar con organizaciones que actúen sobre la realidad, respaldadas por los nombres y apellidos de personas capaces de mantener la interlocución con cualquier estamento y a cualquier nivel, y con vocación de permanencia, la responsabilidad es una exigencia incontrovertible. Esto es así por mucho que las aparentes, más que reales, urgencias de las redes sociales, empujen a verlo de otra manera. El mero buen propósito de una acción no nos libera de la reflexión sobre su oportunidad y su legalidad; tampoco del análisis crítico de nuestra capacidad para garantizar que tales acciones constituyen un paso adelante y nunca un paso atrás, como nos demandaban algunos de nuestros socios al hacerse pública la iniciativa.

4.- Primavera Blanca se pone a disposición de todas la entidades representativas del madridismo que quieran contribuir a la ejecución de acciones capaces de representar ante el Club y ante la opinión pública el mayoritario apoyo con que cuenta el actual proyecto social y deportivo liderado en sus respectivos ámbitos por el Presidente Florentino Pérez y el entrenador José Mourinho. En este momento decisivo de la temporada, toda acción que promueva o secunde Primavera Blanca debe ir acompañada del máximo apoyo al equipo que en cada momento el entrenador ponga sobre el terreno de juego. Sobre nuestros futbolistas recae la responsabilidad de asegurar el futuro del proyecto, lo que les hace acreedores de nuestro completo respaldo

5.- Pese a la obligada desconvocatoria de la acción iniciada por Toñín Castaño, Primavera Blanca está en contacto directo con él. Tenemos previsto, para los primeros días de la próxima semana, en coordinación con las entidades que se habían sumado a su iniciativa, participar en la definición de una acción reestructurada en apoyo del proyecto encabezado por José Mourinho y Florentino Pérez. El objetivo es contar, para esa nueva acción, con el más amplio respaldo posible de las organizaciones y personalidades representativas del madridismo, y organizarla para una fecha lo más próxima posible.

Un día cualquiera en PRISA

Abrir un periódico o hacer click en internet es un gesto fácil. No hace falta gran fuerza de voluntad, ni que sea un día especial. Es una costumbre, una rutina, y pocas veces el pensamiento se activa en modo de alerta. Lo que normalmente busca el lector es que le den la razón, o que le cuenten los hechos de forma que no se le atragante el café, ni se le corte la digestión. Quiere un relato conocido, con un mal, con un bien, con unos porqués bien delimitados y unas razones que pongan orden en el caos general de las cosas. Esta sensación se acrecienta en el fútbol, cosa grande y sagrada, y a la vez melodrama tremendista que se enrosca entre la exageración y el esperpento. Una religión en las páginas de variedades.

Los periodistas conocen —o intuyen— las bajas defensas con que el aficionado llega a las páginas de deportes. Ya cansados de la realidad, llega el cliente a la sección futbolera, más allá de las cuitas políticas, de la crisis, de la horrible economía y de la retahíla de los difuntos. Cruza el autodefinido y llega a la pelota. Nadie busca ahí la gelidez de la razón. En todo caso, y en un periódico como El País, el cliente quiere la presunción de estar del lado de los buenos. Quiere que se delimite el cuadrángulo de juego entre vectores morales de estirpe ideológica. Busca el demonio para echarle la culpa —porque siempre va todo a peor, y eso es inevitable— y busca un ejército de ángeles que aun así nos salvará. Un ejército de ángeles que sean como tú y como yo, gente normal, de la calle, del barrio, de Santa Coloma de Gramanet o donde diantres crezca la normalidad. Eso es jugar con las cartas marcadas, pero el cliente quiere que los dados caigan de su lado. Es entendible: al fin y al cabo, es el que paga.

jugadores fcb rodean arbitro

En algunos momentos de la historia reciente, esta formulación del fútbol en dicotomías ideológicas se ha hecho en El País de una forma grosera, explícita y hasta chabacana. Había editoriales en contra del supuesto equipo del gobierno, ridiculizando cualquier movimiento de su entrenador o su presidente que no contara con el plácet de la prensa. Había un columnista (Martín Girard) cuya única función era el agravio constante al famoso entrenador que vino a España para conculcar la belleza y la sabiduría del toque. Había escritores apostados en cualquier esquina disparando con munición caducada (y sin embargo efectiva, que a la columna va uno a rezar con su confesor habitual) contra el club de la meseta central y su cohorte de aristócratas predemocráticos. Y estaba el otro lado, el oasis catalán, con más valores de los que un hombre puede soportar sin echarse a llorar, y concentrado de las esencias de la otra España. La que nunca hemos acabado de conocer: plural, tolerante, llena de arte —pero no presuntuosa—, ganadora sin quererlo y arreglá pero informal. Era la resaca del Mundial, y el Barça-Selecció se convirtió en la única línea editorial posible contra la crisis. Mou era el pistolero que venía a acabar con todo lo santo. Tenía la apostura del malvado y trabajaba en las oficinas del último edificio del Antiguo Régimen. El Real Madrid. ¡Bang!

Andando el tiempo, Mou superó a Pep, el Real conquistó una Liga maravillosa y la línea editorial antimadridista se volvió más sutil. Un poco lo de toda la vida. Una inercia. La melodía antimadridista silbada por los chicos de la prensa y que tan fácil se contagia al aficionado incauto. Las bajas defensas al entrar en las páginas de deportes. La asimilación, por buena parte del madridismo, del relato culé/España plural como el único permitido si quieres ser parte de la manada. Y en España nadie quiere estar fuera.

El Madrid parece ser lo público, y todo el mundo está extrañamente de acuerdo en eso. Para las masas, es Estado, funcionariado incompetente, Guardia Civil y gabinete de crisis todo en uno. Con un poder que va más allá de los bancos y la Casa Real, el ciudadano le pide explicaciones. Quiere saberlo todo, quiere que demuestre su pureza, y quiere su autodestrucción, aunque se conforma con la humillación de cada día. En el bar, en la oficina, el Madrí le sirve al español para cumplir con el teatrillo de la sorna que lo libera de su maldición interior. Esta reverberación le llega al periodista (o quizás fue él quien la echó a andar), y el plumilla le da la forma adecuada: la exigencia constante. Exigencia de exquisito juego de posesión, de mediaspuntas allá donde crecieran, de fútbol de toque, de pureza en los fines y en los medios, de extremos como Dios manda, de entrenadores callados y respetuosos, de jugadores amaestrados, de contabilidad impecable, de fichajes ilusionantes, de austeridad galopante, de españolidad, de juventud, de experiencia, de hombres de club, de buenos chicos ejemplares, de chavales de la cantera y, en general, de una predisposición estupenda a poner la otra mejilla; ya que se considera que el único equipo Real tiene orígenes dudosos y una clara conciencia de culpa.

¿Cómo, si no, se puede ser tan poderoso?

Sirva de ejemplo la crónica de José Sámano del Real Madrid-Mallorca (5-2), que cumpe dulcemente con las especificaciones arriba expuestas. Es una victoria fácil del Madrid, así que no habrá ajustes de cuentas ni se rasgarán los velos del templo. Hay una manipulación suave. Quizás él ni se dé cuenta. Quizás sea sólo una inercia.

Así empieza:

“Se corrigió a tiempo el Madrid, que no tuvo chicha ni fútbol con la alineación experimental de José Mourinho y solo ganó juego y voltaje cuando el técnico rectificó al descanso. La diferencia entre el tránsito de Pepe como ancla en el medio campo y su regreso a la zaga en favor del triángulo Özil-Modric-Kaká, sin otro dique. Toda una portada en el Madrid, habitualmente proclive al músculo en esas zonas tan sensibles”.

Efectivamente. el Madrid se corrigió, aunque quizás lo hiciera el propio Mourinho —que, ¡oh cielos!, está detrás del Madrid no sólo en lo malo, sino también en lo bueno. Hace nada, contra el Barça en el Bernabéu, Pepe completó un encuentro espléndido en la media, pero se ve que Sámano ya tiene un primer vector que añadir a su cuenta de resultados. Pepe es malo en la media (y en general en cualquier sitio conocido) porque tiene músculo (a pesar de dar el pase de gol) y quién sabe qué cosas más. No hay análisis táctico que valga. Es así, y el Madrid tiene la exigencia de jugar con Özil-Modric-Kaká, y si pudierámos traer a Guti y a algún pintor renancentista de tendencias homosexuales, pues mejor que mejor. La media del Madrid ha sido durante años Xabi-Khedira, pero para Sámano somos proclives al músculo (como antítesis del amor, se figura uno) en zonas tan sensibles, tan clitoridianas como el centro del campo, donde se ha de acariciar el balón o se es un maltratador sin remedio.

“A ello contribuyó Mourinho, que alteró el guion titular con dos jugadores en posiciones postizas: Pepe no es el vicario de Xabi Alonso, y Morata, un ariete, solo puede ser un extremo casual”.

Recordemos que estos dos jugadores en exacta posición completaron contra el Barça un fenomenal partido. Y también, cómo se aplaude el que algunos equipos jueguen con piezas movibles por todo el frente del ataque. Y el tono, el tonillo autoritario y perentorio del crítico ante los pequeños desmanes del entrenador del Madrid. ¡Qué sabrá el tal Mou!

“Sin Khedira, Essien o pepes el equipo vio la luz. Curioso, con menos acero ganó en intensidad, primó el fútbol y el equipo se enhebró de maravilla en torno a Modric, único mediocentro, Kaká y Özil. Un Madrid con menos coraza que nunca”.

“El equipo vio la luz. Primó el fútbol. Con menos coraza nunca”. Qué lata con los entrenadores del Madrid, siempre a la defensiva. Esas alineaciones de la prensa deportiva como las que hacíamos de niño, con 150 delanteros y el buitre como mediocentro defensivo. Qué lata. Pero sólo con el Madrid; los demás sí que necesitan equilibrio, gente sufriente y táctica en dosis masivas. Primó el fútbol, como ganó el amor. La telenovela romántica del Madrid del mediodía de la prensa. Lo otro no es fútbol. Quizás sea lo nuestro.

“Y Pepe, un gran central, fue su metáfora”.

No hay más que hablar. El fútbol y sus metáforas que trascienden (como toda metáfora) de lo que se habla. Pepe, el ancla del neoliberal. Una moral que nunca se acaba de explicar. Pero queda en el aire. Como queda en el aire de quién es la culpa del Madrid, y cuál es la forma de llegar al Nirvana.

pepe higuain

En el cerebro semidormido del cliente, lo que queda al leer esta crónica rosa es una amalgama de ideas espumosas con un par de cosas muy claras: 1- Mourinho no le saca partido a una plantilla fenomenal debido a su carácter defensivo (malvado); 2- El Madrid siempre hace algo mal, siempre comete errores —no por ignorancia, sino por mezquindad—, hay una culpa detrás de todo y a su lado, una exigencia de virtud nunca saciada. Y hablamos de una cosa suave, aparentemente inocua, un día cualquiera con el diario El País bajo el brazo. Lo normal.

Ahora le vamos a echar un vistazo al artículo que escribió sobre el mismo partido el amigo Diego Torres: “Ráfaga demoledora“, se titula (DRAE: “demoler (tr.) Destruir, derribar algo material o inmaterial“; siempre los adjetivos, que nunca son inocentes).

“A diferencia de la plantilla del Barça, corta arriba y atrás, la del Madrid ofrece recursos más variados que no han sido explotados a fondo. El sábado, contra el Mallorca, el mánager José Mourinho desarrolló un experimento pionero. Apurado por la necesidad de remontar el 1-2, por primera vez en siete meses de competición alineó juntos a Modric, Özil, Kaká, Benzema, Higuaín y Cristiano”

Más de lo mismo dicho de forma explícita: “no han sido explotados a fondo”. Por supuesto —aunque aquí no se hable de ello—, el hecho de tener una plantilla magnífica y compensada, no tiene nada que ver con la buena dirección deportiva de Mourinho y José Ángel Sánchez. Es cosa de meigas y del cheque en blanco que el monarca nos firma todos los años. Lo bueno en el Madrid es azar, dinero, poder o política. Lo malo es consecuencia directa de la ineptitud de los dirigentes y entrenadores, y de un sustrato nefando en el Bernabéu. El poltergeist continuo que es nuestra historia. Y ahora además, con experimentos pioneros; aunque se recuerda todavía el último experimento de esta guisa en el Real Madrid 2004, que decidió jugar sin red de seguridad y tardó años en reponerse del susto. Pero un atlético como Diego Torres sabe bien dónde debe apretar para hacer que aparezca un dolor antiguo del madridismo. Ganas de hacer daño camufladas de preocupación por la pureza del fútbol y la historia del Madrid. Un frío conocido.

“Mourinho probó a Modric en el medio centro contra el Espanyol, el Celta y el Betis en la primera vuelta del campeonato, pero siempre le acompañó de un volante de brega: Khedira, Essien o Alonso”

Alonso, convertido en volante de brega desde que defiende a Mourinho. Antes, era un mediocentro total de la escuela donostiarra. Primero perdió la pluralidad al venir al Madrid, ahora ha perdido su condición de centrocampista y se ha convertido en un especialista defensivo. Si sigue más tiempo en Chamartín, acabará siendo un leñero de toda la vida que se dedica a estorbar a los rivales.

“Özil por sí solo es la bomba. Asociado a Kaká y a Modric se inicia una reacción en cadena de potencial apenas explorado”

Y éste es el final, un último consejo al mezquino madridismo: “jueguen con los que nosotros decimos que son buenos; encajen muchos goles; pierdan; y seremos todos felices”.